La última semana había sido ajetreada.
No entendía mucho pero al parecer, lo que en un principio era glorioso,
se convirtió en preocupación y en símbolo de tensión.
Me decían que no pasaba nada
pero del estruendoso ruido dudaba.
Detrás de la puerta ese día escuché toda clase de palabras raras,
entre insultos y discusiones, la impaciencia se dejaba ver;
tal vez el humo los envenenó; a mi padre y a los generales.
Ese día pensé que iríamos de paseo,
lindas tenidas vestíamos, y emocionados estábamos todos.
"Han venido a arrebatarnos nuestro júbilo,
juntos lo defenderemos hasta el último aliento"
Esto fue lo que mi madre con una sonrisa me prometió,
un arma me entregó, entonces salimos todos juntos al encuentro;
eramos muchos más en contra de otros tantos desconocidos.
Algo de satisfacción me causó masacrar el gatillo
aunque en el fondo, algo me impacientaba,
más aun al descubrir el verdadero sentido de la lucha...
justo cuando entraba por los vagos caminos de la inconsciencia.
