lunes, 31 de marzo de 2014

Hey 

A mi también me da pena pensar así.

¿Es la única perspectiva en que se puede ver? 

¿Son tan desesperantes las ganas de no saber nada de mi? ¿Me he convertido en una pesadilla?

¿Me odias? ¿Esa es la palabra exacta que buscas?

Pues... contra a tus deseos, no puedo dejar de existir. Contra tus deseos, es imposible que me mandes a la mierda de tu vida y esperar que me quede ahí, lejos de ti para siempre, como "colorin colorado este cuento se ha acabado". Eso me da rabia. A veces cuando intento acercarme, se siente ese sentimiento sofocante que describes.

Me da pena lo que dices, pero... eso sería. De todas manera, lo que yo quería decir es lo que está en letras grandes; si acaso hay un lado bonito. Una simple pregunta de la que surgieron las demás.

sábado, 15 de marzo de 2014

Historia de fin de semana


Hombre cansado y mujer serena fueron a pasear una tarde. Él muy relajado y ella muy serena ante todo, pero cada uno con una revolución en las entrañas, caminaron hasta encontrar un lugar apartado y silvestre.
De comienzo solo hablaron, y hablaron mucho mucho como amigos. Luego el le pidió a ella que se acercara un poco más, no no, más.
Más tarde estaban los dos sentados en un tronco. Más tarde estaban los dos en la tierra. A ella se le enmarañó el cabello, y se le llenó de ramitas y hojas secas, como coronada por la naturaleza. Mientras, él recuperó el entusiasmo, pero estaban tan relajados que a ratos volvían a la calma inicial.
El sol fue bajando poco a poco, y el hielo se derritió por completo. Es más, nunca estuvo ahí. Y lo único que los detuvo fue un poco de pudor y tierra.




miércoles, 5 de marzo de 2014

Deambulantes nocturnos


Ojos de felino, que hipnotizan. De esos que captan la atención en la oscuridad e incluso a plena luz del día. 
Cafés.
Antes (y hasta a veces hoy en día), tenia miedo de caer en su trampa, como si no pudiera escapar de ellos, y cayera en la profundidad, sin salida, y sin la voluntad de salir. 
Profundo...
Cada vez los miro por más tiempo y más fijamente, arriesgándome a caer en sus zarpas. Se me aparecen en la mente cuando menos lo espero, cada vez más frecuentemente. Es que ya no les tengo "ese" miedo. Quiero deborarlos.