jueves, 6 de octubre de 2011

Reflejos naturales Invisibles







Sentados. Tus manos sobre las piernas, mi cabeza ladeada, nuestros hombros se tocan.


En la pantalla, un niño de unos cuatro años juega. Lo observamos ya que no hay otra película que ver; el niño nos abstrae. 


Nos reímos de su gracia; no porque sea gracioso, si no porque nos simpatiza.


Su ingenuidad atrae a uno de sus adultos acompañantes -tal vez un abuelo, tal vez un tío- que le sigue el juego con un dinosaurio. Entonces te imagino en su lugar.


Nuevo sentimiento encontrado.


[¿Cómo sería esa situación en nuestras vidas? Sería algo nuestro] Inmediatamente me llena algo extraño, tal vez ajeno... 


Me he sensibilizado a ver estas películas en la cotidianidad. Son hermosas, me agradan, pero si empiezo a ver más allá, me confundo.



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