miércoles, 24 de octubre de 2012

Recuerdos críticos de la infancia

Ya no me acuerdo de como fue el primer día de clases de este año, ni de ningún otro a decir verdad, excepto de unos dos nítidamente: hace dos años, en 1º medio recuerdo la luz amarilla que tenía la sala, mi lepo corto y la conversación de "qué pasó en vacaciones", recuerdo que estábamos muy aburridos ese día. Y el otro... más  bien es una sensación que una imagen, es el primer día de clases en 1º básico.

Cuando entré en la sala (atrasada), sentí un gran orgullo caminando con la frente en alto, casi modelando por haber esperado todo el verano para entrar al colegio (porque yo estaba deseosa de asistir al colegio y aprender a leer), sintiéndome más inteligente y genuina que todos, sintiendo que todo era un mundo nuevo por colonizar y que podía ganar fama. Todo duró hasta que me sacaron de la sala y me llevaron a la sala de Kinder (debido a que "por edad", por un estúpido numerito, no me querían aceptar la matrícula para 1º básico). Entonces, en la sala del Kinder me sentía completamente fuera de lugar y profundamente decepcionada, rodeada de engendros que babeaban y que no sabían hablar (o que por lo menos, sabían hablar menos palabras que yo). Ahí estuve un día o dos. Yo ya había hecho el Kinder una vez y el pre Kinder también, por lo que sabía muy bien las vocales, entre otras cosas, y sabía cortar con tijera de verdad, círculos a la perfección (hasta hoy en día)...

Sonará esto muy soberbio, pero es cómo me sentía, y cuando al fin me aceptaron en el dichoso 1º básico, volví a entrar a la sala, pero esta vez con la cabeza baja, avergonzada como si hubiese sido un desprestigio haber pasado por la situación errónea mencionada,  como si haber estado en Kinder de nuevo por un día destruyera toda mi reputación y propia autoestima.

Nunca más ovlví a sentirme así al integrarme a un grupo de persona por equis motivos. Tal vez por eso lo recuerdo tan bien, hasta antes de los seis años, mi mente era auténtica y pura, incapaz de desmoronarse ante un comentario (no hay que considerar los berrinches y los retos de la mamá), mis objetivos estaban claros... y cuando entré al colegio, descubrí la sumisión, y por muchos años he sido sumisa. Por eso es que siempre he opinado que "el colegio es un lugar horrible; lleno de malas influencias, un lugar donde las mentes pura e inocentes son trastornadas y manipuladas por la masa". Recuerdo haber descubierto los celos en el colegio (de parte de compañeras), la envidia, el hurto, las mentiras, en fin, porque es en el colegio donde "los niños son el reflejo de sus hogares" pero es en 1º básico donde más se notan esas diferencias (más tarde no tanto porque ya todo está mezclado), y yo me di cuenta de todas estas cosas en ese entonces, pero nunca se me ocurrió hablar de ello. Cuando las cosas son obvias y por lo tanto, todos las entienden, no me gusta cuestionarlas (False. Now I know it). No dije nada y seguí en silencio a la masa como cualquier individuo que intenta adaptarse para sobrevivir, pero la masa nunca me aceptó completamente, y cuando me aceptó en algún momento, no me sentí cómoda en ella y me quedé con un pie adentro y con un pie afuera...

A todos les debe pasar lo mismo, así que no tiene mayor importancia.

...Es curioso que solo recuerde los primeros días de los primeros ciclos escolares; seguramente también recordaré el primer día de clases en la Universidad.

Bonus: 
Siempre he pensado que a un cambio de casa, un cambio de vida; a un cambio de colegio, un cambio de vida; nuevas oportunidades. En ese sentido, he tenido muchas oportunidades y por eso mismo, ya no creo identidad con grandes grupos (cursos), solo con los que yo considero interesantes o útiles.
Sin pudor de dar nombres. Momento de preocupación por los demás:

Vi a la Caro llorar en un rincón de la escalera en un colapso. Vi al Chirino decir que definitivamente lo van a echan, y que volverá a sus raíces. Vi al Zeba mirar la mesa mientras me decía "no se a dónde ir".

Estas semana, en que la sala ya está más vacía y se va vaciando paulatinamente, he conocido un poco más de cerca a estos personajes. Los primeros dos no los conocía por un hecho de no tener curiosidad o interés en ello; no me llamaban la atención, en cambio el Zeba, que es mi amigo, hemos enlazado más la amistad.

Ya no quiero que se vallan; no son como los tachan, también son personas importantes y "útiles".

Tengo amigos en otros cursos e incluso en otras ciudades, pero a veces me apesta que sea así. No es que los lazos cambien, pero se pueden romper con facilidad.

Ñah... solo me entristece un poco pensar que tan rápido como hice a un amigo, se me va, y no supe como ayudarlo (tal vez porque me di cuenta cuando ya no había mucho que hacer; tarde). En la entrada previa estaba enojada con él y ahora es... todo lo contrario.

viernes, 19 de octubre de 2012

Nueve de Septiembre



Estoy en el avión acordándome de tí (...)

Pienso... pienso cuánto me haces feliz, sentir bien, cuánto te amo... pienso cuánto me gusta abrazarte y sentirme abrazada, estar a tu lado y cerrar los ojos tan solo unos minutos...

Me gusta verte y sentirte cuando nos amamos... me gusta juntar nuestras manos...

[extracto]

Miedo a socializar con extraños

Muchos dirán ( y me lo han dicho), ¿cómo no me avergüenzo en una presentación sobre un escenario, y si lo hago al comprar un dulce en un almacén y preguntar cuánto es su valor? Se me acaba de ocurrir la posible respuesta.
En el momento de subir a un escenario, soy yo, la presentación en sí (como una simple acción) y nada más, porque si me centrara en el público, cometería errores (y esa sería la única vergüenza... Más bien una decepción de mi misma). Por eso, la relación entre presentador y público, se reduce a eso; no hay una diálogo, una interacción que involucre una respuesta además de una pregunta de mi parte. Me avergüenzo más al comprar un dulce porque en esa circunstancia, al establecerse el diálogo, la pregunta y respuesta no está planificada.
Por eso mando a mis amigos a que pregunten o compren por mi; que sean mis medium. Y tampoco es que sea incapaz de hacerlo por mi misma; puedo hacerlo en un instinto de supervivencia, cuando ya no me queda otra opción. Soy perfectamente capaz. Aunque algunas veces me quedo definitivamente callada y sumida...

Reflexiones en la "clase" de Filosofía

Dentro del "nadie me entiende", los veo a todos como unos inmaduros (al menos a mis compañeros de curso), y ojo, no estoy diciendo que sea la más madura del mundo. Es que... ¡tienen que aprender a ser independientes! Ok... creo que siempre estaré fuera del ritmo de la masa, o parcialmente en ella. Porque como dicen, no se puede ser un ermitaño ya que somos seres sociales, y lo que me queda por hacer es convencer a las masas "si no puedes contra ellos, únete", en algún momento o simplemente aprender a convencerme a mi misma y ser feliz.
Volviendo al tema, estas discusiones existenciales-filosóficas son inútiles; siempre se llega a una conclusión de aceptación general y siempre gana el que habla más fuerte o el que repite lo mismo varias veces.
asdf

domingo, 7 de octubre de 2012

Si el quiebre es el paso al desenlace, el equilibrio del final de una historia, en la realidad de la vida es lo mismo. Si ahora estoy feliz y tranquila, seguramente es porque estoy iniciando un acontecimiento en mi vida, o estoy al final de él.
Y aunque tal vez ya no toque más violín, no me quiero separar de él.




Como un libro que se lee de vez en cuando y se lleva bajo el brazo.


En la vida, ¿para qué estudiar? ¿Para qué tener casa? ¿Para qué envejecer?

[Yo... igual quiero envejecer junto a alguien.
Yo igual quiero un nosotros.
Yo igual quiero unos hijos.
Yo igual quiero ... todas esas cosas.

Pero tengo un miedo. Tengo miedo de con quien me case, tenga un mal desenlace... y miedo de continuar sola la vida.

No digo que me casaré impulsivamente por no estar sola. No digo que lo haré impulsivamente porque se me presente la oportunidad alguna vez. Sea con quien sea... yo quiero un alguien, pero un buen alguien...

Soledad, soledad... te quiero lejos de mi.]

Qué inocente soy.

Considero que ahora si puedo hacer el siguiente comentario, porque no soy ignorante.

Al fin y al cabo lo más traumático de la muerte, es ver al muerto y enterrarlo.

Te choca aunque el muerto no sea conocido tuyo y llena el alma de un silencio y una melancolía extraña.

Luego vienen todas esas frases que uno las escucha pero en el fondo, no hacen efecto. "Disfruta ahora que vive" "La vida continúa" "Todos vamos para allá, es normal" "Puedes contar conmigo"...

Bueno Someone, yo te diré: puedes contar conmigo...

y...

no quiero que te molestes por recordártelo en este comentario, ni que pienses que tal vez yo no entiendo, que soy insensible, que lo que tu piensas es muy distinto, que no debería involucrarme...

Porque... te estimo... mucho, y sigues siendo mi gran amiga 

martes, 2 de octubre de 2012

Energic!




Es característica de mi ser floja. Tener flojera de hacer las cosas, aunque si me fijo una meta, hago un esfuerzo por sobre la flojera para lograrlo.

Hace unos días.. digamos, unos cincos, me está ocurriendo un fenómeno nunca antes vivido. Es hermoso. Me siento con ganas de hacer mil cosas: el fin de semana, ordené mi pieza (lo cual no hacia desde hace 3 meses) e hice todas mis tareas del hogar y también las académicas; fui a un concierto y al terminar, más allá de la media noche, tenía ganas de correr. Luego, el lunes a las 8 de la mañana, mientras todos se quejaban del sueño y flojera típica de los lunes, yo estaba saltando y hablando más de lo normal; me dijeron que tenía unas ojeras muy notorias y yo, con mucha energía (la verdad es que igual me da sueño... pero ¡mi mente es la que está enérgica! quiero decir, el letargo es temporal, porque no hay mucho que hacer en clases, pero en cualquier momento puedo levantarme y salir bailando de la sala) asdasdasd...

Holi.

Es como si me hubieran drogado con el medicamento contrario al ritalín (?) pero solo con vitamina C y B12 muahahahahha.... quiero más o_o

en fin, continúen con su hermosa e interesante vida